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"Más del 60% de las consultas son por violencia de género en el ámbito familiar"

  • Ana Victoria Espinoza
  • Género

“Las violencias también se manifiestan en nuestros sistemas universitarios, también transitan y se expresan en nuestras aulas, nuestros pasillos”, advierte Alejandra Petit, integrante de la Oficina de Protección de Derechos y abordaje de las Violencias de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (FHyCS) de la UNaM, en una entrevista realizada por Nexo en el marco del Día Internacional de la Eliminación de las Violencias contra las Mujeres.

Desde enero a septiembre de este año se registraron más de 81 mil pedidos de auxilio de mujeres que sufren violencia en la Línea 144 Nacional. Además, según datos de la Organización de las Naciones Unidas publicados a finales de septiembre, el confinamiento implicó un incremento del 25% de las denuncias por violencia de género en Argentina.
Por su parte, el Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano”, coordinado por la Asociación Civil La Casa del Encuentro, registró 175 femicidios dentro del período de aislamiento/distanciamiento obligatorio (del 20 de marzo al 12 de noviembre de 2020); la provincia de Misiones se sitúa en el quinto puesto.
Los femicidios son muertes evitables y dejan entrever la ausencia del Estado en la asistencia y prevención de la violencia machista. No son solo cifras, son vidas que se perdieron, hijos e hijas que quedan huerfanos/as, familias destrozadas. Es la expresión máxima de una cadena de maltratos perpetuados y legitimados por una cultura patriarcal.
“Es necesario construir herramientas concretas de abordaje en todo esa ruta crítica que deben transitar las mujeres en situación de violencias”, expresa Petit, quien también es licenciada en Trabajo Social, docente investigadora de la UNaM y diplomada en Derechos Humanos y Empoderamiento de la Mujer.
En tres años de trabajo en la Oficina, el equipo detectó que más del 60 % de las consultas están vinculadas con la violencia de género expresada en el ámbito familiar, “lo cual repercute fuertemente en las trayectorias de vida académicas y laborales al interior de nuestras facultades”, añade la profesional y observa que la mayoría de las personas vulneradas son mujeres y disidencias.
Desde su mirada, la profesional propone: “Creo que un gran paso cualitativo es RECONOCER-NOS que la violencia está instalada en nuestros procesos de interacción social, en nuestras cultura patriarcal. En nuestras formas de comunicarnos y se mueve y reproduce basado en prejuicios, mitos y lugares comunes del cual todes somos parte”.

¿Qué reflexiones podes compartir en este 25 de noviembre?
Cada año nos encuentra tristemente con cifras que nos estremecen como ciudadanas y mujeres, al saber que a pesar de los esfuerzos, luchas y conquistas en materia de derechos y políticas públicas para atender este flagelo, debemos reconocer que en muchos casos llegamos tarde. Y es allí donde radican interrogantes ¿qué hemos hecho en este año como avance en la temática? ¿Qué sucedió? ¿Qué sectores de nuestras sociedades necesitamos apuntalar para pensar en dispositivos de prevención? ¿Qué sucede con aquellas niñeces que aún quedan luego de los femicidios? ¿Cómo pensamos en intervenciones que sean integrales e interinstitucionales? Ya que hemos comprobado que no existe una sola manera de vivir las violencias y tampoco resuelve por completo pensar en intervenciones únicamente judiciales.
Cada 25 de noviembre es un llamado de atención, un recordatorio que debería permitirnos interpelarnos y reflexionar acerca de lo andado, de los alcances y limitaciones que tenemos desde nuestras herramientas del Estado y sus Instituciones, pero aún más en el sentido de compromiso que cada uno/a tiene respecto a la temática, desde lo individual, colectivo e Institucional, ya que no alcanza con solo promocionar slogan acerca de las violencias, es necesario construir herramientas concretas de abordaje en todo esa ruta crítica que deben transitar las mujeres en situación de violencias. Conocer y apropiarse del sentido de esta lucha diaria, ponerme en primer lugar, hacernos cargo de nuestras estadísticas, de nuestras perdidas, de nuestras responsabilidades como ciudadanos/as y funcionarios/as del Estado, exigir, reclamar y tomar postura contundente acerca de las responsabilidades que cada una tiene en cualquier ámbito de vida social/laboral/político.

¿Cómo vienen trabajando en la Oficina de la Facultad y cuáles son las principales problemáticas que se observan?
En la experiencia de la FHyCS hace algunos años venimos pensando y ensayando los abordajes de las violencias, reconociendo nuestro compromiso e implicancia que tenemos en la temática, a sabiendas que las violencias también se manifiestan en nuestros sistemas universitarios, también transitan y se expresan en nuestras aulas, nuestros pasillos, y entendimos nuestro lugar en ello.
Desde decisiones políticas institucionales para abordarlas y reconociendo que no existe una sola forma de atención, reconociendo las subjetividades, las trayectorias de vidas de cada une, entendiendo que el cúmulo de saber propios a veces nos corre de la empatía, desde la Oficina trabajamos en intervenciones interdisciplinarias con las personas que se encuentran en alguna situación de violencias, se construye en conjunto con ellas las posibilidades y estrategias para cada situación en particular, evaluando los riesgos, grados de reconocimientos que existe en quienes consultan, fortaleciendo los lazos sociales y los procesos de escucha.
Así en estos tres años de abordaje hemos detectado que más del 60 % de las consultas están vinculadas con la violencia de género expresada en el ámbito familiar, lo cual repercute fuertemente en las trayectorias de vida académica y laboral al interior de nuestras facultades.
Otra cifra a señalar es la coincide con los datos nacionales, que la gran mayoría son mujeres y disidencias, las que se encuentran en situación de vulneración de algún derecho.
Otro dato se puede ver que a mayor difusión en instancias de talleres, conversatorios y capacitaciones se logra un importe alcance de reconocimiento y sensibilización, que permite que muchas veces quienes necesitan ayuda se sientan identificados/as, por lo cual trabajamos desde la prevención y promoción de los derechos y también en la atención individual que permita articular con las demás herramientas que cuenta la Universidad como por ejemplo el protocolo y así también con las políticas públicas existentes que rodean a nuestra facultad.

¿Cuáles siguen siendo los desafíos para la erradicación de las violencias?
Si nos permitimos interpelarnos o reflexionar seguramente tendremos muchos desafíos por delante, uno de ellos será acentuar los procesos de deconstrucción machista, que como dije están instaladas en los lugares comunes y en nuestras formas de percibirnos y comunicarnos. Un desafío será HACERNOS CARGO, personal, profesional, individual y colectivamente acerca de estas violencias que año a año se llevan una compañera. Una realidad que pareciera que de tanto vivirlas se trasforman en carteles, en solo números, en solo historias, pero cuando logramos romper la dureza con responsabilidad y compromiso social ético político e institucional podemos ponerle nombres y caras a esta lucha que NO ES SOLO DE MUJERES.

Datos sobre la Oficina de Protección de Derechos: https://www.fhycs.unam.edu.ar/portada/oficina-proteccion-derechos/

* Pronunciamiento del Centro Flora Tristán por el 25 de noviembre:
https://unam.edu.ar/index.php/66-noticias/noticias-inicio/370-25n-en-misiones-mujeres
* Datos útiles para realizar denuncias y acceder a los protocolos de la UNaM:
https://unam.edu.ar/index.php/genero/26-genero/238-violencia-de-genero

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