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Incertidumbres y desafíos en la escena histórica actual

  • Ana Victoria Espinoza
  • Humanidades y Ciencias Sociales

 

Por Alexis Rasftopolo / En el contexto del Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, a 46 años del Terrorismo de Estado, resulta necesario profundizar en un ejercicio relacional y crítico de memoria, reconociendo que el pasado inmediato que nos atraviesa nos marcó de manera perdurable.

La “miseria planificada” denunciada por Rodolfo Walsh costó más de 30 mil vidas y la profundización de experiencias lúgubres que contribuyeron a la minusvaloración de la potencialidad de nuestro pueblo, de nuestra región, dejando a nuestras espaldas herencias desdichadas: el endeudamiento insoportable de nuestro país, el miedo, el resquebrajamiento de los vínculos, las formas del individualismo y la experiencia de un capitalismo más fortalecido, en su vertiente neoliberal, que posteriormente encontrará su continuidad bajo los gobiernos de Carlos Menem y de Mauricio Macri.
Con posterioridad, tras el triunfo del Frente de Todos (FdT) y las medidas impulsadas en primer término, se apuntó a los aspectos más acuciantes: atender la cuestión alimentaria, la situación exacerbadamente endeble de los sectores más pauperizados; al tiempo de abordar el frente educativo, socio-laboral y científico-técnico. Empero, el advenimiento del coronavirus y sus consecuencias se sumó a la pandemia previa del “tercer ciclo neoliberal” macrista (Zaiat en Hamilton, 2021) y la situación se fue desbordando.
Y el panorama está a la vista: una inflación desbordante en un país que registra 50 por ciento de pobres, precarización laboral persistente experimentada por distintos sectores trabajadores, los salarios que se empequeñecen, mientras el gobierno intenta maniobrar tibiamente frente a los sectores económicos-político-mediáticos y judicial que bregan siempre por sus propios intereses, cuidando las banderas de su propia ganancia.
Mientras, nuevamente, el Fondo Monetario Internacional regresa a escena. Y retorna el drama de la deuda.
A este respecto, el historiador Norberto Galasso (2008) señaló que la deuda externa significó y “significa una doble opresión tanto en el saqueo permanente como en la imposición de planes económicos expoliadores. Se ha insistido, asimismo, en su ilegitimidad, proveniente no solo de operaciones fraudulentas sino de tasas usurarias. Además, su crecimiento determina la imposibilidad de su pago”.
Pues bien, en este sentido y luego del endeudamiento atroz e irresponsable del gobierno de Mauricio Macri con el FMI, la tesis y el análisis de Galasso resulta insoslayable.
¿Quién se benefició con este préstamo?; ¿Para qué se recurrió al FMI? ¿Hay alguna experiencia que haya resultado exitosa a lo largo de la historia, para alguna nación del mundo, en que su pueblo se haya visto beneficiado a través de recursos y políticas eficaces, luego de recurrir al Fondo Monetario? ¿No había otro camino?
En la Argentina, tenemos la experiencia de la investigación y denuncia en torno de la deuda externa encabezada por Alejandro Olmos, contamos con la ya aludida carta de Rodolfo Walsh; con la histórica lucha de los sectores populares y de izquierda denunciando el endeudamiento injusto y más recientemente la Carta pública de las Madres de Plaza de Mayo que repudiaron esta situación y pidieron “perdón de rodillas” al pueblo “porque a pesar de 45 años de lucha, de todas nuestras marchas (casi 3000), no logramos no pagar la deuda externa, que no es nuestra. Sin embargo, el gobierno acordó pagarla a pesar de todo con el mazazo al corazón de todos los que menos tenemos” (Comunicación de Madres de Plaza de Mayo, enero 31, 2022).
Por más que suene a utopía: en América Latina, en articulación con todos los países sojuzgados del mundo, debe generarse un proceso de cohesión y, de manera organizada, plantear y denunciar el carácter extorsivo, fraudulento y perverso de la deuda.

En Misiones, en tanto, el accionar tanático del terrorismo de Estado dejó más de 70 detenidos/das desaparecidos/das, cientas y cientos de presas y presos, exiliados/das, ex centros clandestinos de detención en distintas zonas de la provincia…; en suma, las huellas imborrables de este plan sistemático y perverso, la pedagogía del miedo latente al servicio de sentar las bases de un proyecto político-económico y cultural indigno y deshumanizante, divorciado del horizonte colectivo, solidario, horadando cualquier manifestación ética que se reconozca en lo comunitario, en lo diverso, menospreciando todo aquello que tiene aliento de vida.
Pero también, este accionar represivo, se topó con gestos de resistencia: la comisión de familiares de detenidos/desaparecidos/das y la lucha cotidiana de diversos sectores que entonces y ahora continúan por esa senda, intentando contrarrestar las adversidades.
En torno a lo expresado, pensando en los derechos humanos, debemos reconocer que este tiempo nos plantea la necesidad, urgente, de interrogarnos en torno a la condición humana actual en su complejidad. Y esto supone que, además de preguntarnos sobre la dimensión de tales derechos, consideremos de manera indisociable los desafíos que se nos presenta en cuanto al cuidado de la naturaleza, del ambiente, de todo lo viviente en su conjunto, corriéndonos de un antropocentrismo exacerbado que se concibe, las más de las veces, en una relación de externalidad con la naturaleza y con el entorno que, en rigor, nos constituye; es lo que nos devela la sabiduría de los pueblos originarios. Y, en cierto modo, es lo que, desde hace tiempo, vienen poniendo de manifiesto varios analistas, entre ellos Enrique Dussel o Noam Chomsky, señalando, en yuxtaposición, de que estamos en una encrucijada, asediados por conflictos varios: medioambientales, humanitarios, bélicos, existenciales.
Todavía golpeados por los efectos epidemiológicos del COVID-19, que trastocó profundamente nuestras condiciones de vida, y dejó al descubierto experiencias de crueldad pero también modos de la solidaridad y del hacer colectivo, el escenario actual se caracteriza, ahora, en el plano geopolítico, por el recrudecimiento de las guerras y las variadas formas de la violencia y aquí, allá y en todas partes.
Pues, si bien las agendas de las empresas periodísticas ponen en primer plano el conflicto entre Rusia y Ucrania, en la región de Europa del Este, existen, en concomitancia, conflictos de esta naturaleza, con sus particularidades, en distintas zonas de África y Asia, en gran medida soslayadas por los medios hegemónicos de comunicación.
Toda esta situación global nos interpela y debe ser considerada en la evocación de esta fecha. Es la axiología colectiva, solidaria, la que se encuentra en crisis, y no solamente en nuestra provincia, en nuestro país, o en nuestro continente, sino en el planeta mismo.
Frente a lo agobiante de la situación de nuestros días, volvamos a los ejemplos de lucha, de dignidad, esas muestras inmensas de valentía humana, que nos habla de políticas de lo sensible y del afecto: nuestras Madres y Abuelas, las y los Hijas/os y Nietas/os, el espacio de Historias Desobedientes; las y los docentes que en este preciso momento se encuentran en lucha por salarios justos y condiciones dignas de rabajo, estudiantes, médicas y médicos, trabajadores de la salud que siguen batallando en este contexto virulento, las y los trabajadores y militantes barriales, las comunidades indígenas que siguen planteando su derecho a la tierra y que se les reconozca su estatuto humano frente al sistemático avasallamiento desde hace más de cinco siglos.
Toda esta heterogeneidad experiencial, potente, dolorosa, que nos interpela a seguir caminando, a pesar de todo, en medio de la incertidumbre y los desafíos de esta escena histórica.

*Doctor en Comunicación Social (FHCS-UNaM).

Referencias
Galasso, N. (2008) Historia de la deuda externa argentina. De la banca Baring al FMI. Buenos Aires: Colihue, p. 372
Hamilton, M. (2021) Nunca Más económico. Buenos Aires: Planeta, p. 20 y ss.
Olmos A. (2006) Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa y siempre se lo ocultaron. Quienes y como la contrajeron. Buenos Aires: Peña Lillo.
Walsh R. ([1977, 2015]) “Carta abierta de Rodolfo Walsh a la junta militar”. En: Walsh, R. El violento oficio de escribir. Obra periodística (1953-1977). Buenos Aires: Ediciones de la flor; pp. 429-438.

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